Los cuatro elementos y los signos del zoodiaco

Cuando hablamos de nuestro signo del Zodiaco, en realidad, estamos hablando de nuestro signo solar, es decir, de la constelación en la que el Sol estaba emplazado el día de nuestro nacimiento. Sin embargo, reducir la personalidad astrológica de alguien a su signo solar es una generalización absurda, puesto que la carta astral nos muestra una configuración planetaria mucho más compleja, donde podríamos recibir la influencia de distintos signos al mismo tiempo que, junto a nuestro signo solar, matizarían los rasgos de nuestra persona. Este mapa astral nos revelaría la posición de cada planeta del sistema solar en el momento preciso de nuestra llegada al mundo. De la mezcla de distintas influencias astrológicas nace la unicidad de cada personalidad, dado que las combinaciones posibles son infinitas. Naturalmente, esto significaría que en cada carta astral habría presencia de los cuatro elementos. Esto en principio sería el ideal al que debemos aspirar. No obstante, los cuatro elementos no se hallan siempre en la misma proporción y podría haber carencia de alguno de ellos. En caso de ser así, debemos por cuenta propia esforzarnos por manifestar la energía del elemento faltante con la finalidad de alcanzar un adecuado equilibrio interno.

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Como se ha dicho, cuatro son los elementos que forman el universo de los signos del Zodiaco: el fuego, la tierra, el aire y el agua. No es casualidad que sean cuatro, pues para la Numerología el número cuatro representa la totalidad, el sistema, la estabilidad y el orden en que se organiza el cosmos: cuatro son las estaciones, hay cuatro puntos cardinales, cuatro elementos, cuatro fases lunares, cuatro extremidades nos sostienen, cuatro eran los temperamentos según Hipócrates, cuatro dimensiones constituyen el mundo físico donde vivimos y cuatro pilares del destino deciden la vida de una persona: el día, el mes, el año y la hora cuando nacimos. La simbología estructuradora de este número ha dejado su huella en la mitología, la tradición y en las escrituras de cosmogonía:

1:14-19 En este pasaje se explica que el cuarto día de la creación, Dios creó el sol, la luna y las estrellas y con ello el día y la noche.

2:10-14 se menciona el río del Jardín del Edén, que se bifurcaba en cuatro brazos: “Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos.

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De esta forma los doce signos se dividen en cuatro grupos elementales que están a su vez vinculados a los puntos cardinales y a las estaciones del año. Así pues, los signos de tierra: Tauro, Virgo y Capricornio se asocian al norte y a la estación del invierno; los de aire: Géminis, Libra y Acuario, al este y a la primavera; los de fuego: Aries, Leo y Sagitario, al sur y al verano y, por último, los de agua: Cáncer, Escorpio y Piscis se vinculan al oeste y al otoño.

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Estos cuatro elementos se relacionan con cuatro esferas diferentes de la existencia humana:

La tierra representa el ámbito material de la existencia, nuestro anclaje a lo mundano, nuestro cuerpo y todo aquello que poseemos en este plano físico. Las personas de tierra son gente pragmática, sensata y realista, precisamente, porque sus pies están bien plantados en el suelo, su talento es saber concretar los planes o proyectos, tienen la facultad de materializar aquello que visualizan mentalmente. Gustan de planificar por lo que suelen tener facilidad para ahorrar y esto las hace sentirse seguras, protegidas ante cualquier eventualidad, sobre todo porque detestan los cambios bruscos. Su misión es dotar al mundo de organización, solidez y de estabilidad con que hacer frente a las sacudidas de la vida. Recordemos que la Madre Tierra simboliza a su vez la nutrición y la fertilidad, ella nos proporciona el sustento para subsistir y en sus raíces pervive la memoria de nuestro linaje.

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El elemento etéreo domina la existencia mental de la vida humana, los pensamientos, el intelecto, las comunicaciones y las relaciones con el colectivo. Es por esta razón que, las personas de aire, tienen una facilidad nata para socializar, son sumamente curiosas por aprender, tienen habilidad para el pensamiento abstracto y para evadirse de la realidad; son personas que, por ser buenas comunicadoras e inteligentes, tienen la misión de difundir la palabra por el mundo, su don es el verbo, ya se trate de mensajes orales o bien escritos, también han venido a enseñarnos el poder del humor.

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El tercer elemento, el fuego simboliza la acción, la energía y el movimiento de la vida. La fuerza que nos lleva a actuar y a manifestar quiénes somos. Las personas nacidas bajo el elemento fuego son gente dinámica, muy activa, dotada de gran iniciativa y ambición fuerte. Son sumamente pasionales, entusiastas y valientes, están seguras de que su aporte a la sociedad es importante. Su misión es abrigar al mundo con su luz, servir de guía para impulsar nuevos caminos y ayudarnos a salir de nuestra zona de confort, algo que sólo puede lograrse conquistando nuestros miedos.

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El agua es el elemento que rige la dimensión emocional del ser humano, que se identifica como acuosa porque el fluir de nuestras emociones es constante y permanente, nunca dejamos de sentir y percibimos el mundo a través de nuestros sentidos corpóreos. Los signos de agua son los más sensibles del Zodiaco, su mundo emocional es muy rico y su capacidad de amar, inmensa. Su talento es la imaginación y la inspiración artística. Son personas muy perceptivas y como el agua son transparentes y profundas, pero al igual que las propias mareas tienden a ser inestables. Su misión es regar, esclarecer y purificar el mundo con sus aguas sanadoras. Han venido a enseñarnos el impresionante poder de la intuición.

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Cada elemento y su dimensión asociada son piezas fundamentales para lograr un equilibrio en el universo y dentro de nuestro microcosmos individual. En este camino hacia el autoconocimiento debemos trabajar por integrar estas fuerzas de la naturaleza, todas coexisten dentro de cualquier ser viviente, aunque no siempre de forma armónica, nuestro trabajo consiste en lograr un adecuado balance. La carta astral puede darnos las claves que nos ayuden a descifrar cómo.

Cortesía de Amaranta Astral

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